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Nos estalla el calefón.

Resulta que vengo de unos días complicados, por eso desaparecí de este medio. Estuve transitando momentos de mucha reflexión en todos los aspectos de mi vida y a eso se le sumó una caída por una escalera que, al parecer, me descolocó las ideas. De a poco volvía a encastrar en el rompecabezas de mi cabeza (valga la redundancia) y con el golpe que me di algunas piezas se me perdieron en los escalones. Supongo que son rachas. "Todos tenemos esos días en que nos estalla el calefón", dice la estrofa de una canción. Yo creo que más que días -al menos en lo personal- tengo meses. Así viene siendo Junio y espero que acá se detengan. Por eso estoy escribiendo, para transformar lo malo que me sucedió en algo bueno como es este espacio. Me estalló el calefón y quedaron muchas cenizas del fuego que se prendió entonces, de a poco, las estoy logrando barrer, así que acá estoy nuevamente.  Los sentimientos y sensaciones se transformaron en ingredientes dentro de una olla a presión que se

La receta de la felicidad

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La semana pasada armé un texto que no publiqué porque terminé de redactarlo muy tarde y preferí subirlo al otro día. Eso no pasó, pero los días sí y acá estoy, escribiendo otra vez en una hoja en blanco. No tengo miedo de comenzar de cero porque siempre tengo algo que decir. Y como me dijo una persona hace unos días: siempre tengo una respuesta para todo. Sé que es así porque siempre le encuentro el sentido a las cosas. Me gusta hablar, decir lo que pienso y contar lo que  me pasa. Muchas veces me encuentro en la encrucijada del sí y el no de los secretos. Qué se cuenta, qué no, qué hago o qué dejo de hacer. Busco respuestas a todo, le busco ese sentido a cosas que quizás no lo tienen pero que en algún punto dejan una enseñanza en mí, aunque para que la encuentre tarde su lindo tiempo. Volviendo al tema que venía desarrollando, es imposible no arrancar de cero para mí, eso no me cuesta. Creo que los golpes que puedo darme son parte de esas nuevas aventuras a las que me puedo enfren

El gusto está en la variedad

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Y así como dice la chacarera "Del Norte Cordobés": el gusto está en la variedad. Si bien, en ese caso hace alusión a los artistas folklóricos de nuestro país, descontextualizando la frase podemos adaptarla en cualquier otro ámbito... o al menos yo me tomé esa licencia. La variedad de sabores, colores, aromas, formas y hasta personalidades son las que -como desordenada que soy- me acompañan siempre. Aunque creo que por más heterogéneo que puedan ser los gustos, en algún lugar de ellos hay un mismo patrón y por eso me atraen. Vuelvo a repetir ese pedacito de estrofa porque hace una semana que no paro de cantar la misma canción. Soy un loop inagotable que repite y repite mañana, tarde y noche el mismo tema, la misma estrofa y las mismas palabras. Por eso, siendo fiel a mis locuras, acá estoy hablando sobre ello. Creo en las casualidades, pero que también a esas casualidades se les puede hallar un sentido. Me gusta vivir situaciones diferentes, conocer nuevos rumbos pero a la

Caer en la tentación

Resulta difícil comenzar un texto cuando tenés la mente llena de palabras sueltas y no encontrás conectores para hilarlas. Me resulta interesante, entonces, buscar la vuelta para que pueda darle un sentido a lo que pienso y a lo que siento cuando suelo "escupir verdades" de una, sin medir lo que digo y cómo lo digo. Esta semana, vaya uno a saber porqué, en mi cabeza se hacía (y se hace) presente una y otra vez el tema de las tentaciones. Reflexiono sobre ellas, sobre si está bien, si está mal, si caer te hace más débil... o si demuestra realmente la fragilidad que tenemos y que en cierto punto negamos, o si simplemente, hay que lidiar día a día a ellas y en consecuencia, te tenés que sentir orgulloso si pudiste evitarlas o te tenés que arrepentir si después querías realmente eso que tanto te tentaba y lo dejaste pasar. En todos los aspectos de la vida encontramos las tentaciones. Por ejemplo, en mi caso, me encanta comprar ropa. Vivo tentada en un sinfín de justificaciones

Es sólo una cuestión de actitud

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Quizás una señal del destino, quizás sólo casualidad, hace exactamente dos años mi gastroenterólogo -luego de entregarle mis estudios- me dijo: "¿te digo feliz día o no?" instantáneamente respondí: "yo sólo quiero sentirme bien". Es que hoy, 5 de Mayo es el Día Internacional de la Enfermedad Celíaca e insisto, casualidad o no, hace dos años me confirmaban que yo también padecía esta enfermedad. Tranquila, con dudas pero feliz de saber que mi cuerpo iba a mejorar, mi vida tomó un nuevo rumbo. Si bien (como ya conté anteriormente) crecí cuidando a mi abuela que era celíaca, una vez que comencé a vivirlo como propio, un nuevo mundo tuve que descubrir. Jamás renegué por esta condición, todo lo contrario. Soy una convencida que si mi salud salió sorteada para tener que comer sin gluten y sin conservantes (en líneas generales), por algo es. Algo está en mis manos para seguir aprendiendo y, a su vez, para enseñar día a día a todos aquellos que no saben de qué se habla cu

Dejarse llevar

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Desde que cree el blog, hace unos pocos días, algunas personas me preguntaron por dónde pienso encarar exactamente los posteos y la respuesta concreta no la tengo, no voy a mentir. Pues, es un hecho que los principales actores somos mi celíaquía y yo (sí, parece el título de una canción romántica), pero sinceramente prefiero dejarme llevar a ponerle un rótulo a este espacio. Fiel a mi estilo y a mi forma de ser, dejarme llevar, siempre fue mi premisa, de forma consciente o inconsciente siempre fui así. Impulsiva y desordenada son mis adjetivos calificativos por excelencia, pero -extrañamente- se contraponen a mi dieta libre de gluten, donde dejarme llevar y permitir que las cosas fluyan, bajo el concepto de "después vemos...", no son posibles. Vivir sin gluten no es una elección sino una condición. Entonces es allí donde se pone en la vereda de enfrente de mi forma de ser. En mi alimentación no puedo dejar lugar a las sorpresas (o quizás no quiero, pero prefiero creer que

Comenzando de cero, otra vez.

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¡Buenos días a todos! Si comparo este blog con mi dieta libre de gluten, encuentro un punto de igualdad en ambos casos. Si bien conocía de qué se trataban cada uno, un día los hice parte de mi vida y tuve que comenzar de cero como si no supiera nada de ninguno. Entonces, luego de casi dos años de recibir mi diagnóstico celíaco (basado en un análisis de sangre positivo, una endoscopía con fotos clarísimas de intestino, duodeno y esófago dañado, y una biopsia bisagra dudosa), decidí darle inicio a este mundo de la escritura que tanto me gusta, relacionándolo con mi dieta sin gluten, que día a día me empeño por mostrar en fotos en mi cuenta de instagram (@tatisingluten).  Mi vida sin gluten, tal como lo dice el título, es esto. Esta soy yo. Me llamo Tatiana Podestá, tengo 27 años y soy de Buenos Aires. Gracias a Dios, crecí en una casa donde la celiaquía era moneda corriente. Mi abuela paterna fue diagnosticada hace 35 años cuando la enfermedad casi no se conocía, así que, imagínense