Es sólo una cuestión de actitud

Quizás una señal del destino, quizás sólo casualidad, hace exactamente dos años mi gastroenterólogo -luego de entregarle mis estudios- me dijo: "¿te digo feliz día o no?" instantáneamente respondí: "yo sólo quiero sentirme bien". Es que hoy, 5 de Mayo es el Día Internacional de la Enfermedad Celíaca e insisto, casualidad o no, hace dos años me confirmaban que yo también padecía esta enfermedad.
Tranquila, con dudas pero feliz de saber que mi cuerpo iba a mejorar, mi vida tomó un nuevo rumbo. Si bien (como ya conté anteriormente) crecí cuidando a mi abuela que era celíaca, una vez que comencé a vivirlo como propio, un nuevo mundo tuve que descubrir.
Jamás renegué por esta condición, todo lo contrario. Soy una convencida que si mi salud salió sorteada para tener que comer sin gluten y sin conservantes (en líneas generales), por algo es. Algo está en mis manos para seguir aprendiendo y, a su vez, para enseñar día a día a todos aquellos que no saben de qué se habla cuando se nombra la sigla SIN TACC y que no saben qué complicaciones tiene una persona CELÍACA.
Cada vez somos más. No somos moda y tampoco estamos de acuerdo con que se nos llame enfermos, pero es cierto que padecemos una enfermedad. Mal que nos pese es así. Particularmente, prefiero denominarlo como una condición. La cual no se adapta al mundo en el que vivimos y el mundo tampoco se adapta a nosotros, pero siempre hay una luz en el camino y -hablando mal y pronto-: tampoco es la muerte de nadie, como diría mi mamá.
Tomarlo como algo drástico es el primer paso para cegarse y creer que es una desgracia ser celíaco. Somos personas normales que deben modificar su alimentación para poder vivir bien y para que nuestro cuerpo no se vuelva nuestro peor enemigo. Comemos de todo, harinas también. Tomamos alcohol y hasta cerveza también. Podemos ir a comer afuera, hasta encontramos panaderías y heladerías también. De a poco vamos creciendo como un mundo paralelo en el que nos encontramos. Me gusta decir que somos una comunidad en la que todos podemos hablar comprendiendo lo que le pasa al otro y en la que nos apoyamos cuando vemos que alguien cae porque cree que no puede. Por eso acá estoy, escribiendo y expresando lo que vivo como algo común y que es parte de mí.
Hoy es un día especial, hace años que se lucha por una reglamentación a favor nuestro y la misma sigue en la misma instancia desde hace mucho tiempo. Pero podemos seguir. Porque sólo de nosotros depende estar y sentirnos bien. ¡Seamos felices! ¡No dramaticemos!
Para cerrar quiero aprovechar el espacio para agradecerle a cada una de las personas que me rodean por hacerme sentir tan acompañada. No puedo pedir más. Chris, mi amor, es el hombre que me acompaña y el que adaptó toda la casa y su alimentación para que todo sea sin gluten para ambos. Busca que siempre en casa haya cosas y está atento a que no me falte nada jamás. Me prepara las viandas para que almuerce en mi trabajo, me cocina y aunque tenga que manejar un par de kilómetros más, lo hace sólo para que siempre tenga una opción para mí.
También tengo a mis papás, a mis hermanos y cuñadas que siempre se preocupan por hacerme algo, por dejarme cositas ricas cada vez que los visito y se preocupan porque siempre tenga algo disponible para comer. Desde una picada, hasta un postre y ni hablar de la comida que preparan.
A mis amigos, a todos mis amigos, que me preguntan qué puedo y qué no, dónde podemos ir a comer y adónde no. Ellos siempre están buscando alternativas y jamás me dejaron de lado por mi condición. Al contrario, siempre están ahí para mí. Por último, a mis conocidos también, siempre preguntando y acompañando de alguna u otra manera. Ya sea compartiendo alguna novedad del mundo celíaco como mostrándome alguna receta que sale por internet. No tienen porqué y sin embargo, lo hacen.
El cambio y la tranquilidad están en uno, pero sentirse acompañado nos hace más fuerte. Por eso, eternas gracias.
Para mí hoy es un feliz día. Soy feliz porque tengo mucho que dar. Estoy convencida de ello. Seamos felices.
¡Celebremos!

¡VAMOS POR LA REGLAMENTACIÓN DE LA LEY CELÍACA Y ASÍ, AL FIN, PODAMOS COMER Y DISFRUTAR CON TRANQUILIDAD!

Tatiana.
@tatisingluten (la chica de la foto)
Perdón la calidad, pero es para mostrarles la sonrisa que tengo cuando encuentro un menú sin tacc ¡JA!


  

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Nos estalla el calefón.

Caer en la tentación

La receta de la felicidad