La receta de la felicidad
La semana pasada armé un texto que no publiqué porque terminé de redactarlo muy tarde y preferí subirlo al otro día. Eso no pasó, pero los días sí y acá estoy, escribiendo otra vez en una hoja en blanco. No tengo miedo de comenzar de cero porque siempre tengo algo que decir. Y como me dijo una persona hace unos días: siempre tengo una respuesta para todo. Sé que es así porque siempre le encuentro el sentido a las cosas. Me gusta hablar, decir lo que pienso y contar lo que me pasa. Muchas veces me encuentro en la encrucijada del sí y el no de los secretos. Qué se cuenta, qué no, qué hago o qué dejo de hacer. Busco respuestas a todo, le busco ese sentido a cosas que quizás no lo tienen pero que en algún punto dejan una enseñanza en mí, aunque para que la encuentre tarde su lindo tiempo. Volviendo al tema que venía desarrollando, es imposible no arrancar de cero para mí, eso no me cuesta. Creo que los golpes que puedo darme son parte de esas nuevas aventuras a las que me puedo enfren